Maximizando Posibilidades
Tenemos que avanzar en la creación de un marco de referencia estructural que superando las adversidades existentes pero siempre sin perder de vista la coyuntura mayestática -e incluso etimológica- de las diferentes líneas discursivas concurrentes en el mismo nos permita acabar siendo decisivos en lo retórico al igual que en lo político. Esto puede parecer un objetivo complejo de alcanzar a priori pero no podemos perder el foco en que su contingencia y necesidad lo hacen en extremo perentorio.
La contingencia de todas las lineas discursivas y su importancia implícita en el proceso constitutivo de un espacio político accesible, útil y pero sobre todo cercano al ciudadano que sirva como vehículo articulador de una experiencia subjetiva pero falsable -y coherente- que le permita expresar sus diferencias pero sin generar disonancias cognitivas en los observadores externos al ya citado marco de referencia estructural entendido como organizativo y trasversal. Esto es básico y no creo que haya que explicarlo. Del mismo modo en que es evidente que las articulaciones trasversales propias del marco de referencia no pueden si no ser un reflejo de las divergencias estructurales, insistir en la prevalencia de esos factores discursivos diferentes que dotarán de valor y servirán como elemento diferenciador del proyecto. Maximizando las acciones que dejen públicamente claro que todas estas líneas existen en una armonía que no sólo no resta, si no que aporta.
Performando las subjetividades periféricas históricas dentro de ese marco de referencia estructural podremos sin duda superar las antiguas coyunturas etimológicas y seguir una línea parabólica -objetivamente hablando- que sea positiva para con la militancia al tiempo que digna con el legado precedente.
Se ha escrito mucho sobre el valor intrínseco de la divergencia de líneas de acción dentro de un mismo marco estructural -de referencia- así que tampoco me extenderé en ello porque estoy seguro de que conocéis ejemplos teóricos en incluso prácticos más que de sobra. Por ello sólo me permitiré recalcar que estas divergencias proveen de una fluidez retórica inherente digna de tenerse en cuenta. Son una diferencia. El carácter programático estructural unido a la divergencia y la diferencia siempre dentro de ese marco de referencia nos permitirían asumir sin duda que el alcanzar esos objetivos deseados en un plazo de tiempo que podríamos considerar aceptable y asequible es viable.
Todo lo anterior, en realidad, se podría resumir en una frase a modo de mantra: Hay que mandar a tomar por el culo a los cuatro pijos pedantes encantados de conocerse que se han atornillado a los sillones.
Y así todo…
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