Causas, efectos y argumentos

No iba a comentar nada de esto aunque se me había quedado dando vueltas desde que vi pasar varios tuits ayer hablando del tema de lo de la reducción de plazas en la universidad pública. Pero claro, esta mañana me acordé de que lo bueno de tener un blog es que puedo soltar las turras e ignorar a la gente como hacía antes y me dije, hostias, vamos a darle a la tecla porque no es que se confunda causa y efecto -que también- si no que se confunde causa y argumento.

Al grano, como decía, vi pasar varios tuits ayer comentando lo de la reducción de plazas en la pública con frases en plan “es que la oligarquía no quiere hijos de obreros con estudios universitarios” y joer. A ver. Me meto en el jardín. Mejor. Me meto en el barro del fondo del estanque del jardín. Me meto y me revuelco. Es mucho más razonable pensar que con menos plazas en la universidad pública aumentarán las matriculaciones en la privada. ¡Vale dinero! Sí, vale dinero, pero están las becas. Es decir, se usa al alumnado como intermediario en lo de siempre, entregar más dinero público a empresas privadas. Con un reparto de alumnado actual entre universidades públicas y privadas del 70-30 es evidente que las becas, ayudas y subvenciones aumentarían para las privadas bajando ese 70% de matriculaciones en la pública asegurando su modelo de negocio y generando más beneficios. Es simplemente un tema económico justificado a posteriori por unos con el argumento de la reducción de lo estatal, lo mal que funciona lo público y por otros como que la oligarquía no sé qué.

Nos pasa mucho y caemos demasiado en eso, en mi opinión. Nos pasa con las privatizaciones también. ¡Es que la derecha quiere destruir lo público! vs el “No, es que el estado tiene que ser más pequeño y por eso privatizamos”. Por supuesto, podemos comprar los argumentos propios y ajenos e ignorar el hecho de que la empresa que vaya a quedarse con el servicio privatizado sea de un colega de alguien, una empresa ya salpicada por echarle dinero por debajo de la mesa al partido o una multinacional condenada previamente por sobornar usando paraísos fiscales para conseguir licitaciones y contratos con lo público en otros países. Pero aquí la causa de la privatización de empresas y servicios es ideológica. Pues bueno. Me temo que en la gran mayoría de casos las razones son bastante menos épicas o grandilocuentes y más de andar por casa. Dineros.

Que por supuesto podemos agarrarnos a que en la derecha hay toda una serie de seres malignos con fuertes ideas liberales que quieren la eliminación de todo lo que suene a estatal. Claro que sí. Es más, seguro que hay alguno. Alguno habrá. Pero… hostias, cuando quien sostiene esos argumentos resulta que hace caja directa o indirectamente con ellos, legal o ilegalmente, me parece que la motivación ideológica es la que menos pesa en el cuento y que sólo es algo con lo que justificarse de cara a una galería que es cada día más imbécil.

Y ahora me voy a por un café.

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